A 18 años del colapso en la mina Pasta de Conchos, las familias de los 65 mineros atrapados aún esperan la recuperación de los cuerpos de sus seres queridos. Elizabeth Castillo Rábago, viuda de Gil Rico Montelongo, uno de los mineros desaparecidos, continúa albergando la esperanza de que el equipo de rescate, actualmente trabajando en la zona de Lumbrera 2, logre encontrar restos que permitan identificar a su esposo.
“Cada día me causa tristeza cuando mis hijos preguntan cómo avanzan los trabajos de búsqueda”, comenta Castillo Rábago, quien enfrenta la incertidumbre con la esperanza de que Dios obre el milagro de recuperar los cuerpos. Aunque recientemente se han encontrado indicios biológicos en Lumbrera 2, las autoridades han advertido que el proceso es lento y aún queda mucho por avanzar.
El rescate se centra en la limpieza de una zona donde solían trabajar varios mineros y donde una máquina de transporte de carbón quedó atrapada tras el colapso. Los familiares han expresado la necesidad de mayor claridad en los avances, ya que la comunicación constante con las autoridades es fundamental para mantener la esperanza y reducir la angustia que sienten tras casi dos décadas de espera.
A pesar de los hallazgos recientes, la incertidumbre pesa sobre las familias. Castillo Rábago expresa que, aunque mantienen la fe intacta, cada nuevo hallazgo sin respuestas definitivas genera un desgaste emocional profundo.
Las familias continúan exigiendo que se mantengan los esfuerzos de búsqueda hasta obtener una respuesta clara y completa sobre el destino de sus seres queridos. A 18 años del desastre, la esperanza y la lucha por la verdad se mantienen más fuertes que nunca en las familias de Pasta de Conchos.