Adolfo Núñez, líder de la iglesia Piedra Angular, no dudó en acudir a los tribunales para sacar a su madre de la casa donde fue criado. Lo acompañaron dos de sus hermanos. La ambición pudo más que el amor.
Doña Sofía, de edad avanzada, fue echada a la calle entre lágrimas, con ayuda de vecinos que improvisaron una mudanza con lo poco que pudo rescatar. La casa, ubicada en la colonia Morelos, fue construida junto a su esposo con la esperanza de mantener unida a la familia.
El conflicto comenzó cuando ella intentó incluir a su hija menor en la propiedad, ya que no aparecía en las escrituras originales. Esa decisión desató una batalla legal que terminó en violencia, incluso física, por parte del propio pastor.
“No estoy muerta. Esa casa es mía”, dijo doña Sofía, refugiada ahora con su hija Rosario. Aún con miedo, asegura que luchará por recuperar lo que construyó con amor… aunque sus hijos hayan demostrado que por un terreno, son capaces de todo.
¿Hasta dónde puede llegar la ingratitud?
Una historia real que sacude la conciencia y nos recuerda que no hay fe verdadera sin humanidad.