Nuevo estudio científico reconoce los beneficios del mango

El consumo de esta fruta, de la cual se producen más de 2 millones de toneladas en México, no solamente posee innumerables beneficios para la salud, sino que también ayudaría a mujeres embarazadas a tener una mejor gestación.

Una de las frutas más representativas y de mayor consumo en México-tanto por su bajo precio como por su sabor- es el mango.

El 77% de su producción en nuestro país -se calcula que anualmente se generan más de dos millones de toneladas de mangos- proviene de estados como Sinaloa, Guerrero, Chiapas y Oaxaca. Además, posee características que lo hacen muy saludable porque contiene una gran cantidad de minerales y antioxidantes.

Los antioxidantes son moléculas que pueden existir tanto de forma natural (se encuentran presentes no solamente en el mango sino también en otro tipo de frutas y alimentos) como artificialmente, y se les asocia con el retraso en el daño celular.

Y es que, cuando las células del organismo se dañan -debido al envejecimiento y a factores ambientales- es más factible desarrollar algunos tipos de enfermedades como el cáncer.

Otra de las bondades del mango, además de su exquisito sabor dulce, que no suele hostigar -y que en ciertas ocasiones posee un sabor menos dulce y más ácido, dependiendo de que tan maduro se encuentre– es que dicha fruta es una extraordinaria fuente de vitaminas como la A, la C y aquellas que conforman el grupo B.

Además, científicamente se ha comprobado que ayuda a reducir el colesterol, a disminuir la presión arterial cuando se padece hipertensión y, posiblemente, como un auxiliar en la prevención de algunos tipos de cáncer como el de cerebro, mama, colon y piel.

También, es rico en magnesio, un mineral al que se le asocia comúnmente con la salud del intestino, al igual que con la formación y mantenimiento de los nervios y músculos del cuerpo.

Por otro lado, a principios de este año, apareció publicado un artículo en la prestigiada revista de nutrición de origen suizo, Nutrients, en el cual sus autores hacen alusión a la importancia de incorporar al mango en la dieta de mujeres que se encuentran en edad fértil.

Y es que las mujeres fértiles cuando se embarazan -y de acuerdo con lo publicado también por este estudio- únicamente consumen entre el 10 y el 30% de los nutrientes esenciales para que se produzca un buen embarazo. Por lo tanto, descubrieron que el mango es una excelente fuente dietética que debiera ser incorporado en la alimentación de mujeres que ya lo estén, o bien que estén planeando hacerlo.

Entre los nutrientes a los cuales se les asoció con un mejor embarazo, habría que destacar la fibra, el ácido fólico, el magnesio, el potasio y la vitamina E.

Al ácido fólico, por ejemplo, quizá porque es de los menos conocidos popularmente, pero que paradójicamente es uno de los más importantes, se le relaciona con una buena salud debido al hecho de que es un nutriente perteneciente al complejo de la vitamina B.

El cuerpo utiliza el ácido fólico para formar glóbulos rojos. Estos últimos ayudan a transportar la sangre a lo largo de todo el organismo gracias a que contienen una proteína llamada hemoglobina, encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones hacia el resto de los órganos y tejidos.

Por otra parte, entre las enfermedades más comunes que están presentes en mujeres embarazadas se encuentran la diabetes gestacional y la hipertensión. Por lo tanto -de acuerdo con la investigación publicada en Nutrients– la dieta es un componente fundamental para los planes de prevención.

Estos planes deben estar presentes tanto antes del embarazo como durante éste; e incorporar el mango a la dieta resultó fundamental -de acuerdo con este nuevo estudio- para combatir enfermedades relacionadas con el embarazo.

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores, encabezado por la ingeniera química de la Universidad de Tenessee, Kristin Fulgoni, se dio a la tarea de recopilar información de 16,744 mujeres de entre 15 y 44 años quienes previamente habían participado en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés) la cual tuvo lugar en dos periodos: primero de 1988 a 1994 y posteriormente de 1999 a 2018.

La sangre adquiere su color rojo gracias a que contiene una proteína llamada Hemoglobina. Imagen: CDC

Además, la investigación de Fulgoni y colegas utilizó el Índice de alimentación saludable (HEI, por sus siglas en inglés) el cual es uno de los estándares para evaluar la medida de la calidad de una dieta. Posteriormente, evaluaron qué tan bien los participantes siguieron las recomendaciones de la Guías dietéticas estadounidenses (DGA) de 2020.

Y encontraron que, en comparación con las dietas sin mango, las puntuaciones del índice HEI fueron un 16% más altas entre aquellas que habían incluido mango en su dieta.

Pero la presencia del mango en la dieta no únicamente benefició a mujeres embarazadas o en edad fértil, sino también a adultos mayores, es decir, a individuos cuya edad rebasaba los 65 años y que requerían de una dieta especial debido a su edad.

Y así, pudieron hallar que la puntuación HEI en estos adultos mayores -estadounidenses- tuvieron una puntuación HEI un 13% más alta que aquellos que no habían incorporado en su dieta mango.

No obstante, muchos de estos adultos mayores llevaban ya una dieta vegetariana cuando se les aplicó la encuesta, por consiguiente, sus valores de HEI eran ya de por sí bajos antes de que comiesen mangos debido a que no consumían suficientes nutrientes relacionados con un HEI más alto, como aquellos encontrados en productos de origen animal.

En definitiva, a pesar de haberse encontrado una correlación directa entre el consumo de mango y un mejor puntaje en el índice HEI de mujeres embarazadas y fértiles no embarazadas, en el caso de los adultos mayores no quedó muy clara esta correlación. Sin embargo, los investigadores confían en el hecho de que una dieta rica en mango también beneficie a personas mayores de 65 años.

Las bondades del mango al incorporarlo a la dieta son más que evidentes y, por tanto, sería interesante que, también, se hiciera una investigación profunda sobre cuáles son sus beneficios en otro tipo de poblaciones como por ejemplo en bebés, niños y adolescentes.

Además, sería de gran valor saber si científicamente es factible que muchos de los compuestos que están presentes no solamente en el mango, sino también en la mayoría de las frutas y verduras que consumimos, puedan utilizarse, aislarse en el laboratorio -quizá esto suceda en el futuro- para combatir enfermedades tales como el cáncer, la hipertensión y hasta intentar retardar el proceso de envejecimiento de las células.

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