Orgullo Artesanal: José Manuel González Flores y su Familia de San Francisco Tepeolulco.
En las áridas tierras de San Francisco Tepeolulco, Temascalcingo, Estado de México, José Manuel González Flores, un joven de apenas 19 años, lleva en su sangre el legado de sus ancestros artesanos.
Desde generaciones, su familia ha dedicado su vida a la creación de sombreros, cintos, carteras para celular, hamacas y caballitos de palo, destacándose por su habilidad y amor por cada detalle.
Hoy en día, José y su familia han extendido sus raíces hasta la Región Carbonífera, específicamente en Sabinas, en la Villa de Agujita, cerca del DIF, y en el municipio de Nava, Coahuila, a lo largo de la carretera Federico 57.
Ahí, entre el calor característico de la zona, se erigen como vendedores de sus propias creaciones artesanales, utilizando materiales como la baqueta, hilo nylon, algodón y lana de borrega.
Lo que distingue a las creaciones de José y su familia no es solo la calidad y el detalle meticuloso con el que trabajan, sino el profundo amor por su oficio.
Cada sombrero, cada cinto, está impregnado no solo de habilidad técnica, sino de la pasión y el respeto por las tradiciones familiares. Para José, cada pieza es más que un objeto; es un vínculo con su historia, un reflejo de la identidad de su comunidad y un testimonio de su amor por el arte que han preservado y enriquecido a lo largo de los años.
En un mundo donde la producción industrial domina, la artesanía de José y su familia representa un oasis de autenticidad y tradición. Su trabajo no solo mantiene viva una forma de vida ancestral, sino que también nutre el espíritu de quienes valoran el arte hecho a mano, el orgullo de las raíces y la historia tejida en cada puntada.
Con cada pieza que venden en Sabinas y Nava, José y su familia no solo comparten sus habilidades artesanales, sino que también difunden el legado de una comunidad que ha encontrado en sus manos la manera de perpetuar su cultura y su identidad.