Afilador de cuchillos, una profesión en peligro de extinción

#NDC

Nilda Treviño

#SabinasCoahuila

En un rincón del tiempo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, Don José María Martínez Delgado, de 65 años, mantiene viva una tradición casi extinta en Sabinas, Coahuila: el arte de afilar cuchillos.

Con su característico silbato, que resuena por las calles, recuerda a los vecinos la importancia de un oficio que ha sido su sustento durante más de medio siglo.

Este hombre, de manos curtidas y mirada serena, llegó a Sabinas hace 30 años desde su natal Sinaloa.

Con él, trajo no solo su familia, sino también un oficio que aprendió de sus abuelos, y que ha transmitido a sus hijos, no solo como una técnica, sino como una forma de vida. «Este trabajo humilde me ha dado todo lo que tengo», comenta José María con orgullo. Para él, afilar cuchillos no es solo una labor, sino un legado familiar que lo conecta con sus raíces y le permite llevar el pan a su mesa día tras día.Cada mañana, al amanecer, José Luis se prepara para recorrer las calles de Sabinas. Con su inseparable silbato, visita restaurantes y hogares donde aún se valora el filo preciso de un buen cuchillo.

Sin embargo, su labor no se limita solo a Sabinas; en ocasiones, recorre toda la región carbonífera y los Cinco Manantiales, llevando su arte a quienes lo necesitan.Aunque los tiempos han cambiado y el afilador de cuchillos es una figura cada vez más rara, José Luis no se rinde.

Su amor por este oficio, y la satisfacción de saber que aún hay personas que aprecian su trabajo, lo motivan a seguir adelante. «Mientras haya quien necesite un cuchillo bien afilado, estaré aquí, recorriendo las calles con mi silbato», afirma con una sonrisa.

Martínez Delgado es más que un afilador; es un símbolo de perseverancia y dedicación en una época donde lo antiguo y lo nuevo conviven. Su historia es un recordatorio de que, a pesar de los avances tecnológicos, hay tradiciones que aún encuentran un lugar en el corazón de quienes las valoran.

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