A pesar de las expectativas iniciales, la modificación de la ley agraria en temas del dominio pleno no ha resultado en la desaparición de los ejidos en los últimos 30 años.
Mario Arzaga Estrada, representante de la Procuraduría Agraria en la Región Carbonífera, explicó que el dominio pleno es más común en los ejidos cercanos a las ciudades, donde el desarrollo urbano está comenzando a alcanzarlos.
«El dominio pleno se ve más en aquellos ejidos conurbados a la ciudad», indicó Arzaga Estrada, señalando que el crecimiento urbano ha impulsado esta tendencia. Sin embargo, en términos generales, los ejidos continúan existiendo en gran parte del territorio.
El derecho parcelario, que brinda certeza jurídica sobre las parcelas que cada ejidatario posee, sigue siendo fundamental. En contraste, el derecho pleno solo aplica para parcelas, lo que limita su alcance.
Una ventaja del dominio pleno es que permite al propietario vender la parcela o utilizarla como garantía para adquirir un crédito, aunque esto conlleva ciertos riesgos.
«Todos los programas de los tres niveles de gobierno se reciben con el certificado parcelario», agregó Arzaga Estrada, destacando la importancia de este documento para acceder a los beneficios gubernamentales. Además, señaló que en el caso del dominio pleno, sí es posible subdividir una propiedad, lo que ofrece una mayor flexibilidad para los propietarios.Esta realidad refleja un equilibrio entre el mantenimiento de los ejidos y la adaptación a las necesidades modernas de desarrollo urbano y financiamiento, demostrando que las modificaciones legales pueden coexistir con las estructuras agrarias tradicionales.